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Sensorial

Por Drew Bennett de BenSpark.com

Hace unos ocho meses, mi hijo de 3 años de edad, fue diagnosticado con
desorden de integración sensorial. Como ex-maestra de educación
especial, no era un término con el que no estaba familiarizada; había
trabajado con un montón de niños con diagnósticos similares, así como
otros problemas que incluyen retos de integración sensorial.
Irónicamente, hasta que el maestro de mi hijo nos sentó y sugirió que
le hiciera una evaluación, nunca sospeché que algo estaba pasando.
Supongo que es una de las bendiciones y perjuicios de la paternidad:
amamos tanto a nuestros hijos que los vemos absolutamente perfectos
como son, lo cual es cierto, pero a veces, somos incapaces de ver
dónde necesita ayuda adicional, hasta que alguien más nos lo dice.

De cualquier manera, una vez que el diagnóstico fue oficial,
comenzamos a buscar terapias de integración sensorial. A través de
ese proceso, me di cuenta de que mi definición de «Integración
Sensorial» necesitaba una modificación. Yo había pensado que los
problemas sensoriales significaban que había un daño en el propio uso
de los sentidos (es decir, la audición o visión limitada), pero en
realidad es la incapacidad para organizar la información sensorial,
como lo procesan los sentidos. Esto significa que un niño sentado en
la hora del círculo, por ejemplo, puede ser incapaz de procesar lo que
está viendo, sintiendo y escuchando al mismo tiempo (un calendario de
colores brillantes, voces cantando, los pájaros afuera, la alfombra
bajo sus manos), resultando en parecer estar «distraido», «no
escuchar», e incluso a veces problemas de comportamiento.

Afortunadamente, han habido progresos en el tiempo cuando se trata de
niños con necesidades especiales, y hay muchas opciones útiles
disponibles. Aparte de la terapia ocupacional formal y otros
tratamientos, los padres podemos ofrecer a nuestros hijos muchas
actividades en casa para ayudar con el procesamiento sensorial.
Experiencias táctiles, en particular, como los juegos con plastilina o
lavaderos (desastrosos, pero valen la pena) son oportunidades
fabulosas para ayudar a los niños a concentrarse en lo que están
haciendo sin que lo sienta como un trabajo. Los juguetes para masaje
ayudarán a darle a los niños la información sensorial, ayudándolos a
relajarse, y permitiéndoles identificar con precisión dónde están
experimentando sentimientos. Incluso el juego de «Vamos a pretender
ser unos animales» es una gran actividad sensorial, mediante el uso de
sus cuerpos y sentidos en un esfuerzo concentrado, entrenando su
cerebro para hacerlo de una manera más generalizada.

Recuerde: usted no está solo y es el mayor activo de su hijo. Miles
de padres como nosotros han hecho maravillas por sus hijos, e incluso
ofrecen sus sugerencias en línea. ¡Mucha suerte!

Comparta aquí ¿Qué actividades sensoriales les gustan a sus hijos?